EL BALDAQUINO DE SAN PEDRO DEL VATICANO
Su proyecto y construcción se realizan entre 1624 y 1633, durante el pontificado de Urbano VIII. Es una obra que, aunque la incluyamos en la arquitectura, goza a la vez de las características de lo escultórico y de lo escenográfico.
Este encargo de Urbano VIII Barberini, supuso grandes fricciones entre Bernini y Maderno, hasta la muerte de éste último en 1629, al haberse prescindido de Maderno para esta obra. No solo esto, sino que Bernini también tuvo dificultades en la cimentación del Baldaquino, monumental y pesada estructura de más de treinta metros de altura, para la que hubo que hacer catas geológicas previas en el terreno para asegurar la estabilidad del monumento.
Aunque, en apariencia, el baldaquino parece ser todo de bronce, realmente intervienen en su construcción otros materiales, como el hormigón, el hierro, la madera, el plomo y el oro. La importante cantidad de cobre, muy escaso en la época, que se necesitó, hizo que se recurriese a fundir los bronces del Panteón, cosa que fue muy criticada por entonces en Roma, donde se decía que “lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini".
Todas estas circunstancias, hicieron que la construcción no se iniciara propiamente hasta el año 1630. En la construcción, intervino un cualificado ayudante, Borromini, que trabajó a sueldo como dibujante en el proyecto entre 1631 y 1633, según consta en los pagos de los diseños de las volutas del Baldaquino, que realizó Borromini.
Quedaba por animar el espacio interior de la basílica. Esa frialdad de un edificio renacentista, debía de ser transformada, con estructuras y elementos decorativos como el Baldaquino y algunos grupos escultóricos. sobre todo en los lugares más significativos del edificio,
Por tanto, será lógico que se empiece por el punto principal del edificio, el altar papal, que es donde ofician los papas, bajo la cúpula de San Pedro del Vaticano y sobre la tumba de Pedro, que está enterrado en la cripta. Este centro emocional, donde está el altar papal, es lo primero que debe cambiarse.
Es lo que va a hacer Bernini, diseñándolo primero y colocándolo después en el eje de la basílica, eje que nos lleva al altar papal y que concluye en el ábside, donde Bernini colocará más tarde el grupo escultórico de “La Cátedra”, que hará el propio artista.
El Baldaquino, también servirá para enmarcar La Cátedra que se encuentra en el fondo del ábside. La cual, vista desde el eje de la iglesia, parece estar enmarcada por aquél.
El Baldaquino es grandioso, como se expresa en la imagen; pero el espacio bajo la cúpula aún lo es más. En la imagen, se puede apreciar que el baldaquino, de algo más de 30 metros de altura, está bajo un espacio mucho más monumental, la cúpula de Miguel Ángel.
El Baldaquino, que está cobijando el altar papal, no está situado rigurosamente en el eje vertical de la cúpula, sino algo más retrasado. Puesto que el altar mayor debe de estar situado justamente sobre la tumba de San Pedro, la "sacratissima confesione", a la que se accede descendiendo por una doble escalinata. Esta zona fue diseñada y construída bajo la dirección de Carlo Maderno.
Para corregir ópticamente el retraso de la planta del baldaquino respecto del eje de la cúpula, Bernini proyecta una planta rectangular, en lugar de cuadrada, siendo ligeramente más largo el lado del rectángulo de la misma dirección que el eje transversal de la Basílica.
Para corregir ópticamente el retraso de la planta del baldaquino respecto del eje de la cúpula, Bernini proyecta una planta rectangular, en lugar de cuadrada, siendo ligeramente más largo el lado del rectángulo de la misma dirección que el eje transversal de la Basílica.
Si nos situamos en el interior del Baldaquino, podríamos ver la paloma del Espíritu Santo en su parte superior, Este símbolo, forma parte del Programa Trinitario contrarreformista que más adelante se explica.
Descrito de una manera muy simple, el Baldaquino es una estructura arquitectónica formada por cuatro soportes que sostienen un cierre calado acabado en un remate de bola y cruz.
El Baldaquino es, formal y funcionalmente, tres cosas que se funden en realidad : un ciborio, un palio y un catafalco.
CiborioDescrito de una manera muy simple, el Baldaquino es una estructura arquitectónica formada por cuatro soportes que sostienen un cierre calado acabado en un remate de bola y cruz.
El Baldaquino es, formal y funcionalmente, tres cosas que se funden en realidad : un ciborio, un palio y un catafalco.
Estructura que se utiliza para destacar y cobijar el altar en el interior de las iglesias. En la basílica constantiniana de San Pedro, existió un ciborio consistente en cuatro columna salomónicas, que sostenían un cierre calado consistente en dos
arcos cruzados, como nos lo atestigua el arca Samagher.
Delante de dicho primitivo ciborio, se encontraba una pérgola formada también con columnas salomónicas.
El ciborio fue sustituido, en el siglo VI, por otro más estático y cerrado con cuatro soportes cilíndricos de fuste liso y un cierre, a manera de bóveda, por la parte superior. El grabado de Werro, de 1580, nos está señalando como hasta esa fecha existía un ciborio destacando el altar. Sin embargo, subsistieron algunas de las columnas salomónicas, del primer ciborio y de la pérgola.
De hecho, el propio Bernini utilizará estas columnas para la decoración de los cuatro pilares que sostienen la cúpula, como puede verse en el balcón del pilar de la derecha del Baldaquino. Algunas más se conservan en los Museos Vaticanos.
No solo se conservaba en 1580 el ciborio de la basílica de San Pedro, sino que incluso, durante el siglo XVII, se están construyendo ciborios en muchas iglesias. En la iglesia de Santa Inés Extramuros, hay un ciborio que se había hecho muy pocos años antes de 1580.
El Baldaquino de Bernini recuerda, a escala grandiosa, en forma y función lo que era el primitivo ciborio de la basílica constantiniana. Lo recuerda en las columnas salomónicas, en el cierre abierto y calado y, en dar cobijo y destacar el altar papal.Un palio. El palio es un pedazo de tejido, bordado, pintado, etc. que se sostiene por medio de cuatro o más vástagos verticales y que se extiende con ellos para que, debajo de él, vayan los papas o el Santísimo Sacramento en las procesiones.
Es un elemento provisional que se despliega en el momento de su uso en algunas ceremonias litúrgicas,y una vez utilizado se guarda.
El palio tiene los siguientes elementos: los
vástagos verticales que sirven para sostener y
desplegar una tela rectangular, enriquecida por piezas de tela que cuelgan de sus lados, las guardamalletas. Esta estructura es recordada en el Baldaquíno que se convierte en un gigantesco palio que se dispone permanentemente sobre el altar papal.
En la parte superior del Baldaquino, se reproducen en bronce: la tela del palio, las guardamalletas y las borlas que cuelgan; incluso todos los bordados, imitados en bronce, que se ven dentro de las guardamalletas, así como, la paloma del Espíritu Santo en la superficie inferior del elemento que representa la tela del palio. En definitiva, el Baldaquino es un palio monumental y permanente desplegado sobre el altar de los papas
En una miniatura de Jan van Eyck del “Libro de las muy bellas horas” conservado en Turín, recoge el interior de una iglesia gótica cuando se celebra un funeral. Justo delante del altar, se ve una estructura de planta rectangular con cuatro soportes que sostienen un cierre superior a cuatro vertientes que sirve de soporte a unas velas.
Conforme avanza el Renacimiento, las estructuras se complican y se convierten en verdaderos túmulos a la antigua,añadiéndose programas decorativos con alegorías que destacan las virtudes del difunto, que le hacen merecedor de la salvación.
Conforme avanza el Renacimiento, las estructuras se complican y se convierten en verdaderos túmulos a la antigua,añadiéndose programas decorativos con alegorías que destacan las virtudes del difunto, que le hacen merecedor de la salvación.
Vamos a ver como evolucionan los catafalcos papales, efímeros, que se montaban cuando moría un papa:
El primero es un “castrum doloris” del siglo XVI que corresponde a la muerte de un papa. Vemos como ha tomado el aspecto de un templete a la antigua, los soportes son columnas dóricas, muy acorde con lo que dice Vitruvio “para dioses masculinos y héroes es bueno y oportuno el uso del orden dórico”, el cierre escalonado superior es soporte para las velas.
El segundo es el catafalco construido en 1621, a la muerte del papa Pablo V Borghese que se dispuso en Roma. Es un templete levantado sobre un basamento, cerrado con una cúpula peraltada que sigue siendo soporte de las velas, pero aunque sigue teniendo las funciones esenciales, se ha complicado el programa con una serie de esculturas, que representan a veinte ángeles en la cornisa y dieciséis virtudes alrededor del basamento que le hacen, como príncipe de la iglesia y como cristiano, merecedor tanto de la fama como de la salvación de su alma.
A Bernini le interesaba de forma particular la tipología del catafalco, pues en su taller, no solo se planteaban obras de arquitectura, sino que también se hacían catafalcos por encargo. Sin duda, aunque Bernini no salía de Roma, conoció por medio de los “Libros de los Funerales”, el catafalco que se construyó en Venecia, en 1621, con motivo de las exequias del duque Cósimo II de Médicis, pagado por los florentinos residentes en Venecia.
Este catafalco tiene los elementos propios de la tipología que estamos viendo, pero añade algunas novedades. La estructura ya no es cerrada, sino que tiene una serie de soportes que recogen una estructura abierta, calada, esa especie de volutas que se ven por arriba, acabada por la corona y las velas. Lo que ha cambiado es la idea calada, abierta que tiene el catafalco, pues básicamente está formado por una serie de pilares que sostienen el conjunto de las volutas, la corona y las velas, pero que permite ver a su través. Esto supone que se pueda escuchar mejor al celebrante, incluso que se difunda mejor la música sacra a lo largo del edificio.
El hecho de que esta novedad, fuera conocida por Bernini, lo prueba que es recogida por uno de los proyectos de catafalco del taller de Bernini para las exequias del cardenal Carlo Barberini, en 1630. Es un templete que se parece al de Pablo V, sobreelevado sobre una plataforma, la urna en el interior, la estructura superior sigue siendo soporte de velas, pero al ser abierto, calado, permite ver la cúpula.
CATAFALCO PARA LAS EXEQIUIAS DE CARLO BARBERINI-1630 |
El hecho de que esta novedad, fuera conocida por Bernini, lo prueba que es recogida por uno de los proyectos de catafalco del taller de Bernini para las exequias del cardenal Carlo Barberini, en 1630. Es un templete que se parece al de Pablo V, sobreelevado sobre una plataforma, la urna en el interior, la estructura superior sigue siendo soporte de velas, pero al ser abierto, calado, permite ver la cúpula.
De manera, que a la vista de todo lo anterior, vemos que Bernini está creando en el Baldaquíno, un catafalco, sobre la tumba de San Pedro, monumental y abierto; con la diferencia de ser permanente, fijo, no efímero. Además es una estructura que permitirá que bajo ella se celebren las exequias de los papas que vayan muriendo sucesivamente.
Cada vértice de la parte superior del Baldaquino, está decorado con la escultura broncínea de un ángel alado portando algún símbolo de salvación, como los incensarios, sarmientos, etc.. De la misma forma, que también en esta decoración, hay cuatro querubines.
Dos querubines, o "putti", portan los símbolos de San Pedro: la tiara y las llaves; y los otros dos los símbolos de San Pablo: la espada y el libro. Los símbolos de San Pablo son alusivos a las virtudes del gobernante, porque la espada y el libro lo son de la justicia y de la providencia, virtudes que debe de tener el gobernante, que le harán merecedor de la fama y del recuerdo.
El Baldaquino de San Pedro es por su estructura, su forma y su función:
- Un ciborio que destaca, subraya, cobija el altar papal
- Un palio que se dispone para los papas, sobre el altar papal.
- Un catafalco fijo, no efímero, para albergar, sobre la tumba de San Pedro, losrestos mortales de los papas durante la celebración de sus exequias. Todo ello con un sentido monumental.
Formalmente, en el conjunto de la iglesia, el catafalco es un hito que destaca el punto más importante de la basílica. Es como un arco triunfal tetrafronte, que pese a ser una estructura de tan grandes dimensiones, no anula la importancia de la cúpula de Miguel Ángel que está por encima de él, sino que lo que hace es mediar entre el tamaño monumental del edificio y el del hombre.
En esta imagen que apunta hacia arriba, se aprecia la importancia de la cúpula, que se ve a través de la bola, y de la cruz.
Hay dos elementos que evidentemente fueron razones del éxito del Baldaquino: la elección del material con que se construye, y la elección de los soportes. La elección del material: porque nada más entrar en la basílica, la mirada del visitante es atraída por el tono tan característico del bronce dorado, ya que en el entorno del Baldaquino no hay nada que tenga este tono de color. La elección de la forma de los soportes, que remite a la forma de las columnas salomónicas del primitivo ciborio. En esto tuvo mucho que ver el papa Urbano VIII que es el que dirigió a Bernini para que estudiara las columnas del ciborio
Sin este tipo de soporte una estructura de tan colosales dimensiones hubiera parecido maciza, pasiva, pesada. Sin embargo, la columna salomónica añade un movimiento ascendente a la estructura, aligerándola y relacionándola además, a través del movimiento, con el espacio superior.
Vamos a ver, en un grabado de Bonnani de 1696, que cosas han permanecido de una primera propuesta que ideó Bernini, y cuales van a cambiar, a mejorar, a dar la solución final.
La estructura arquitectónica que muestra el grabado también tiene cuatro soportes un cierre calado, hasta aquí es lo mismo. Pero el palio, ese rectángulo de tela que parece colgado de unas cintas en la parte superior, no es lo mismo, no está bien integrado en la estructura, no parece formar parte de ella.
También cambia el cierre calado superior que son dos arcos que se cruzan en diagonal, carente de movimiento, en vez de las volutas que continúan el movimiento hacia arriba de las columnas del Baldaquino. Finalmente, en el remate, en lugar de la bola y la cruz que será lo que definitivamente ocupe ese lugar, aparece la figura recortada de Cristo triunfante.
Los cuatro basamentos, son los únicos elementos de la enorme estructura que no son de bronce. Están formados por un alma de mármol travertino, chapada con losetas de mármol blanco de Carrara, sobre las que se sobreponen placas de alabastro "cotognino" (variante blanco lechosa opaca del alabastro), En dichas placas se inscriben las llaves de los escudos papales, y además tres abejas, símbolo del escuadrón de abejas del emblema heráldico de los Barberini. Estas alusiones a la familia del papa Urbano VIII van a aparecer insistentemente a lo largo y ancho del Baldaquino.
Las columnas de fuste salomónico, uno de los grandes aciertos de Bernini por haber vinculado el Baldaquino con los soportes del primitivo ciborio de la basílica paleocristiana, tienen estriado su tercio inferior, mientras que en los dos tercios superiores se han sustituido las vides, que figuraban en las columnas paleocristianas del ciborio, por hojasde laurel, otro emblema heráldico de los Barberini.
Sobre cada fuste, hay un capitel corintio con un trozo de entablamento, en cuyo friso aparecen unos discos solares antropomorfos, los soles Barberini, otro motivo heráldico de la familia.
En esta estructura, el palio está perfectamente integrado, ya no cuelga simplemente en la parte central. No solo se integra, sino que a los lados del palio se les da una pequeña curvatura que le imprimen ligereza y movimiento. Del palio, se imitan el lienzo, las borlas, y las guardamalletas. en cuyo interior, aprovechando la bícromía del bronce dorado y negro se dibujan de nuevo, como si estuvieran bordadas las abejas de los Barberini. En la superficie inferior del lienzo del palio, es donde se encuentra, imitando también un bordado, la imagen de la paloma del Espíritu Santo.
La idea de movimiento, hacia arriba, insinuada claramente por el desarrollo helicoidal de las columnas salomónicas, tiene una perfecta continuación en las cuatro grandes volutas de palmas y sarmientos, en forma de “dorso de delfín" del cierre calado superior (Se supone que los diseños de estas volutas responden a los pagos que se hicieron a Borromini, por el taller de arquitectura de Bernini). Gracias a la sustitución de aquellos arcos cruzados por estas volutas, que apuntan al remate de la bola y la cruz, se continúa el movimiento, sugerido por la hélice de las columnas salomónicas, hasta alcanzar el acabamiento, que rematan, en el ápice superior, la bola y la cruz en alusión a la pasión de Cristo, en donde concluye la estructura.
Pero hay algo más, es toda la decoración escultórica montada sobre el entablamento y bordes del propio palio. Esta decoración está constituida por una serie de ángeles, los que están situados en los laterales portan incensarios, o palmas y sarmientos trenzados; los de los bordes: unos portan la tiara y las llaves, y otros la espada y el libro. Esta decoración tiene un simbolismo que está en correspondencia con el de los programas propios de los catafalcos: los ángeles que llevan incensarios o palmas y sarmientos entrelazados aluden a la salvación; la tiara y las llaves aluden a San Pedro, piedra fundacional de la Iglesia, y por extensión a los papas; la espada y el libro aluden a San Pablo, principal defensor de la fe. En este sentido, la espada símbolo de la justicia y el libro de la providencia, representarían esas virtudes que adornan a los papas como gobernantes de la iglesia.
Con todo esto se crea una estructura, que sirve: para subrayar el altar papal, marcar el eje, destacar la cúpula, y crear un elemento intermedio entre los dos. El Baldaquino va a tener una gran influencia posterior, puesto que veremos baldaquinos por todo el mundo católico a imitación de este que ha creado Bernini.
Esta estructura, evidentemente barroca por su movimiento y teatralidad etc., va unida a un simbolismo, el de los diferentes programas que podemos leer en el Baldaquino
Algunos de estos programas tienen que ver con la decoración de los grandes pilares que soportan la cúpula, porque todo el entorno está conectado con el centro emocional, el espacio bajo la cúpula, donde ofician los papas. El primer programa modifica el del Plan Central del edificio renacentista, que era un programa de salvación de lectura ascendente. El programa de sustitución será típicamente contrarreformista, trinitario de lectura descendente, programa que se puede leer ya en la nueva basílica antes de la construcción del Baldaquino.
El programa del edificio renacentista de plan central, se desarrolla en el espacio monumental que hay bajo la cúpula central. Si empezamos a leer por abajo en sentido ascendente, considerando que: la tumba de San Pedro representa la muerte, el altar papal la vida, la resurrección, y la cúpula el cielo. Leeríamos en sentido ascendente: muerte, resurrección, cielo. Este programa de salvación de lectura ascendente que tiene esos elementos básicos no será anulado por el programa que se introduce con el Baldaquino, pero va a quedar en un segundo plano.
Ahora, al situar en ese mismo espacio el Baldaquino, que está destacando el altar papal, se crea un programa que leemos desde arriba: en la linterna de la cúpula, que se decoró en el Barroco Inicial, podríamos ver a Dios Padre; debajo de la cúpula están el anillo con una inscripción y las pechinas con los santos evangelistas, todo lo cual alude a la venida del Hijo; finalmente, recordando que en el interior del Baldaquino está la imagen de la paloma del Espíritu Santo, leemos: Padre, Hijo y Espíritu Santo, gravitando sobre el altar papal, lo cual expresa la santidad de la Iglesia y la infalibilidad de los papas, siempre inspirados por Dios.
Este programa trinitario de lectura descendente, típicamente contrarreformista está, en imágenes, en ese programa que se crea a través del Baldaquino, unos papas siempre inspirados por Dios que están además sobre la tumba de Pedro, piedra fundamental de la Iglesia y primer papa.
No solamente se crea el programa descrito, sino otro más complejo que tiene que ver con la decoración de los pilares, en la cual también participó Bernini. Cuando Bernini está en el proceso de rehabilitación del Baldaquino, plantea un programa típicamente contrarreformista que modifica la arquitectura renacentista y tiene que ver con el culto a los Santos y la adoración a las reliquias.
Para mejor explicarlo, vamos a hacer una breve introducción: La Reforma está en contra del culto a los Santos y de la adoración a las Reliquias, considera que ambas cosas no son más que idolatría y superstición. La Iglesia romana de la contrarreforma responde aumentando el culto a los santos y la adoración de las reliquias. De forma que crece considerablemente el número de canonizaciones y de iglesias en las que va a haber relicarios procedentes de todas partes.
Dentro de esta política contrarreformista, no podía quedar ajena la principal iglesia de la cristiandad. Esto da lugar al programa decorativo que Bernini plantea para los pilares de la cúpula. En ellos, anteriormente, solo había los grandes nichos del tratamiento escultórico que hizo el propio Miguel Ángel. Lo que plantea Bernini, que, en parte, él mismo realizará, es cerrar esos nichos y crear dos espacios diferentes en cada pilar: un gran nicho inferior sobre el basamento, donde aparece un Santo; y una parte superior, donde hay un balcón con una reliquia enmarcada por una especie de edículo, que ha servido para la reutilización de las columnas salomónicas del primitivo ciborio y pérgola de la basílica paleocristiana. Bernini escogerá cuatro reliquias de las que había en la Basílica, para disponerlas en los nichos superiores de los cuatro pilares. Cuatro reliquias que no son propiamente tales sino una copia a mayor tamaño, de la reliquia del santo que tiene que ver con ella.
Las reliquias y los Santos elegidos son los siguientes: San Longino, porque la reliquia que había en Roma era la punta de la lanza de San Longino, el soldado que clava la lanza en el costado de Cristo; Santa Elena y un trozo de la verdadera cruz que también estaba en la Basílica romana; Santa Verónica y el Velo con la efigie de Cristo, recogida en el Calvario; y San Andrés y un fragmento del cráneo de este mismo santo.
Este programa, que permitirá la bendición con la reliquia verdadera desde el balcón, tiene relación con el Baldaquino, porque San Longino, Santa Elena y Santa Verónica tienen que ver con la Pasión de Cristo; luego estos tres santos se relacionan con la bola y la cruz que aluden a la Pasión de Cristo, a su sacrificio para la redención de los hombres. Por esto se entiende que en un momento determinado se prescinda, en el remate del Baldaquino, de la imagen de Cristo triunfante, del primer proyecto y se sustituya por la bola y la cruz, símbolos de la pasión de Cristo, que son iluminados por la linterna de la cúpula.
Pero aún hay más, San Andrés es hermano carnal de Pedro, luego tiene que ver con la estructura, puesto que San Pedro está enterrado en la cripta. Por tanto, tenemos un programa típicamente contrarreformista de adoración a los santos y a las reliquias, vinculado con la cruz de Cristo y la tumba de Pedro, elementos ambos que se encuentran en el Baldaquino.